Durante 2014 las fuerzas especiales Senezh, encargadas de misiones de combate rigurosamente secretas, recibirán 342 pistolas automáticas austriacas de dos modelos: la clásica Glock 17 de cuarta generación (318 unidades) y una versión más pequeña para llevar de incógnito, la Glock 26 (24 unidades). Los documentos que lo certifican están en poder de blogueros y medios de comunicación rusos. En esta adquisición de armas los militares tienen previsto gastar alrededor de 71 millones de rublos (1,63 millones de euros).

Esta noticia causó un gran asombro entre los internautas rusos. El 18 de octubre el opositor Alekséi Navalni publicó una entrada en su blog sobre la compra de pistolas “de oro”. Su información se basaba en algunos materiales de investigación de Andréi Mischenkov, un activista de la fundación de lucha contra la corrupción RosPil. Según cálculos de Mischenkov, deducidos de informaciones de distintas fuentes, el precio de una pistola totalmente equipada en ningún caso puede exceder los 51.000 rublos (1.160 euros), mientas que en los pedidos del organismo destinado a proveer de materiales a Defensa la cifra asciende a 210.000 rublos (cerca de 5.000 euros) por unidad, es decir, cuatro veces más.

“¿Se imaginan cuánto nos está robando esta gente en la compra de tanques, submarinos y delfines kamikaze de combate, si están despilfarrando semejante suma en la compra de pistolas, cuyo precio de mercado puede comprobar cualquiera?”, se preguntaba Navalni a raíz de esta noticia.

Basándose en estas informaciones, los opositores dirigieron al complejo militar industrial que supervisa el viceprimer ministro Dmitri Rogozin y al ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, una petición para que explicaran las “cifras, según las cuales se robarán aproximadamente cincuenta millones de rublos (más de 1 millón de euros)”.

Navalni añadió que “ya sabemos cómo continuará esta historia”: según sus suposiciones, lo más probable es que el concurso para suministrar estas armas lo gane la compañía Promtejnologuia, en la que trabajó durante un tiempo como adjunto del director general el hijo de Rogozin, Alekséi. La compañía ensambla las versiones deportivas de las pistolas Glock en las instalaciones de una fábrica de armas de Moscú y posee los derechos exclusivos de su montaje. 

La investigación se adelantó a las quejas

A esta denuncia contestó personalmente Dmitri Rogozin. Estuvo de acuerdo con Navalni en que el precio de las pistolas está inflado.
“El precio por las pistolas Glock es claramente desproporcionado. Yo mismo practico tiro y sé qué ninguna pistola cuesta 7.000 dólares. Ni siquiera si se trata de una pequeña partida”, escribió Rogozin en su cuenta de Twitter.

Sin embargo señaló que este precio desorbitado, antes que al excandidato a la alcaldía de Moscú, ya había hecho saltar las alarmas en la comisión militar e industrial del gobierno ruso y en el servicio de Rosoboronzakaz, subordinado a ella. Además, el vice primer ministro subrayó que “la investigación del precio” empezó una semana antes de que se publicara la entrada en el blog de Navalni.

Respondiendo a las quejas del opositor dirigidas a Alekséi Rogozin, el viceprimer ministro manifestó categóricamente: “Justamente para que no nos hagan estas preguntas estúpidas, mi hijo dejó de tener relación laboral con esta empresa hace un año”. 

Se está llevando a cabo una investigación acerca del precio inflado de las pistolas, que no terminará hasta finales de octubre. Sin embargo, hasta que no se obtengan resultados definitivos, el Ministerio de Defensa ha rechazado la compra.

Un arma fiable para operaciones secretas

Según informa el periódico Izvestia, la decisión de comprar las armas Glock se adoptó después de que una pistola encasquillada de la marca Yaryguina se encontrara en la mano de un soldado muerto hace poco en el Cáucaso del Norte, pero no hay declaraciones oficiales respecto a esta información.


Tampoco se han divulgado para qué misiones concretas se compran las pistolas. Por los documentos de licitación se sabe que se destinarán “a derrotar a efectivos que se encuentren a una distancia de hasta 50 metros”.

La pistola Glock 17 está hecha en mayor parte de plástico resistente al calor que soporta temperaturas de hasta 200 grados centígrados.

El redactor jefe de la revista del sector Kaláshnikov, Mijaíl Degtiárev, aclaró que las pistolas Glock son necesarias para que las fuerzas especiales puedan disparar sin temor a que surjan problemas, dado que las armas rusas no ofrecen mucha fiabilidad. “Según la información de la que dispongo tras hablar con soldados de las fuerzas especiales, con las pistolas Yaryguina tienen numerosos problemas debido a un mal ajuste del modelo producido en serie. Y unas fuerzas especiales como Senezh deben estar completamente seguras de sus armas”, comentó Degtiárev.

Ekaterina Turysheva
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