miércoles, 18 de septiembre de 2013

Holanda da el mayor empuje internacional al caza F-35

 

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Tras serias dudas sobre la consecución del programa, las autoridades holandesas han seleccionado al F-35 Joint Strike Fighter (JSF) para sustituir a su antigua flota de cazas F-16. Holanda es uno de los nueve países socios que están desarrollando este avión, el programa militar más caro de la historia, liderados por EE UU y su fabricante Lockheed Martin.

La elección, publicada ayer por el mayor periódico holandés –el Telegraaf– y confirmada posteriormente por el Ministerio de Defensa, termina con dieciocho años de incertidumbres sobre el futuro de una compra que era percibida como demasiado cara en un momento en el que el Ministerio de Defensa está tratando de recortar 1.330 millones de euros en su presupuesto.

Finalmente, las altas prestaciones han pesado más en la elección que el alto precio y Holanda adquirirá 37 JSF –de los 85 que había previsto inicialmente–, para los que ha presupuestado 4.500 millones de euros (121,6 millones por avión).

Disponer de estos aparatos también le supondrá al país un gasto adicional de 270 millones de euros al año, según la información que el diario ha recogido de fuentes gubernamentales. La publicación especializada Defense Aerospace subraya en este punto que el coste total de operar con la nueva flota durante treinta años sumará un gasto de 8.100 millones de euros, sin contar con el aumento de la inflación.

La versión adquirida por Holanda será la F-35A, preparada para despegues y aterrizajes convencionales y la de mayor producción. La Fuerza Aérea de EE UU tiene previsto dotarse con más de 1.700 aviones de esta variante, recuerda Defense News.

Pese a los altos costes,  y gracias a una cuidadosa elaboración presupuestaria, las autoridades holandesas podrían acabar adquiriendo más unidades de este modelo en el futuro, apunta el Telegraaf en su noticia.

Dutch News, especializado en información sobre los Países Bajos en inglés, recuerda en sus páginas que fuentes del Partido Laborista, opuesto anteriormente a esta compra, señalaban que ahora estaban a favor de su adquisición, lo que despejaba el camino para la aprobación final del Gobierno.

Actualmente Holanda ya cuenta con una unidad de prueba de este modelo y espera recibir una segunda antes de final de año. Los nuevos aparatos sustituirán gradualmente a los antiguos F-16 entre 2019 y 2023.


La decisión holandesa supone la mayor venta fuera de EE UU de este avión hasta la fecha y un espaldarazo importante a un programa que ha experimentado constantes retrasos y aumentos de costes desde el principio. “Es un gran día para el programa “, ha apuntado la vicepresidenta de Lockheed Martin y directora general del F-35, Lorraine Martin, al hacerse pública la noticia.

El programa militar más caro de la historia

El aumento de costes es el principal motivo por el que Turquía, Dinamarca, Italia, Australia, Holanda, Gran Bretaña, Japón e incluso Estados Unidos –socios todos ellos de este programa, el más caro de la historia– se han planteado el recorte del número de unidades que inicialmente habían previsto adquirir, o incluso, en algunos casos, el abandono total de este proyecto. El noveno asociado es Noruega, el único país de esta alianza que aún no ha sembrado dudas sobre el cumplimiento de sus compromisos de compra.

En todo caso, estos países no están obligados a adquirir los aviones que están ayudando a desarrollar, sino que deben seleccionarlos en sus correspondientes concursos nacionales a los que también concurren otros modelos.

Según la estimación divulgada por el Pentágono hace tres meses, los cerca de 2.500 F-35 que está previsto comercializar durante las próximas tres décadas conllevarán un coste total de 391.000 millones de dólares (unos 300.000 millones de euros). La cifra ya supone cerca de un 70% más respecto al coste estimado en 2001

El Joint Strike Fighter cuenta con tres variantes: la mencionada F-35A, más ligera y preparada para el despegue y el aterrizaje convencional (CTOL),  la versión F-35B para despegues cortos y aterrizajes verticales (STVOL) para operar desde portaaeronaves, y el F-35C, variante naval preparada para su despliegue en  grandes portaaviones, desde donde despega impulsado por catapultas y aterriza ayudado por su gancho trasero, con el que atrapa el cable anclado al buque.

Fotos: Lockheed Martin
Infodefensa.com 
Ginés Soriano

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