sábado, 8 de diciembre de 2012

8 de diciembre 1585. La Inmaculada Concepción de María, Patrona de la Infantería española

El historiador británico Geoffrey Parker calificó de "helada milagrosa" la causa de la salvación de tres Tercios de españoles que habían sido copados por los rebeldes holandeses en 1585 en la isla interior de Bommel formada por dos brazos de río, en el Bommelerwaard, en los Países Bajos.

3 Tercios asediados y un cuadro
Antigua Infantería. ©A. Manzano
Los Tercios asediados (de los Maestres de Campo Mondragón, Yñiguez y Bobadilla según los estudios de nuestro colaborador José Palau) habían sido enviados allí para proteger a las poblaciones católicas, maltratadas por los protestantes, y pasar el invierno porque en esta estación disminuía, en principio, la intensidad de las operaciones y los Tercios se diseminaban por el territorio para hacer a las comarcas menos gravoso su sostenimiento. Sin embargo, ni españoles ni rebeldes desaprovechaban las circunstancias para obtener ventajas sobre el enemigo.
Eso precisamente sucedió a estos tercios: por estar en una zona débil del despliegue, los rebeldes los bloquearon con embarcaciones que ocuparon los brazos de los ríos de modo que les impedían recibir refuerzos y víveres ya que la comarca estaba devastada; además, provocaron inundaciones para que subiera el nivel de las aguas, lo que obligó a los infantes españoles, ante el bombardeo enemigo, a concentrar su defensa en la colina de Empel. La situación era literalmente la antesala de un desastre. Frío, hambre y la vergüenza de una derrota segura.
Pero uno de los infantes, cavando para mejorar las defensas, encontró enterrado un cuadro con la imagen de la Virgen María que seguramente había sido escondido por holandeses católicos para salvarlo de la iconoclasia de los protestantes que no dudaban en ultrajar sus representaciones.

Milagro, Milagro
Antiguo mapa de Flandes
En aquellas circunstancias de extrema gravedad y de certeza de acabar pronto en una gran derrota, este hallazgo hizo que los infantes españoles lo interpretaran como una especial intervención de la Virgen María, a la que veneraban como católicos y españoles que eran. Rezaron, pidieron por su salvación y . esa noche cayó una helada tan espantosa que las aguas empezaron a congelarse, lo que indujo al almirante holandés a retirar las embarcaciones para que no quedaran bloqueadas por el hielo. Esto permitió a los infantes españoles reaccionar, salvar la situación y salir de aquella ratonera con la honra intacta. Se dijo que el almirante rebelde se lamentaba de que en esta ocasión "Dios se había hecho español".
Aquellos infantes atribuyeron con tanta fe su salvación a un milagro que la devoción a la Inmaculada fue extendiéndose entre los demás Tercios, a pesar de que algunos ya tenían otros santos patronos. Y el que un historiador no español como Parker haya dado el calificativo de milagroso a este episodio -también conocido como el Milagro de Empel- lleva a considerar que lo sucedido fue verdaderamente extraordinario e inicio justificado de un camino imparable de devoción general de la Infantería española.

El Dogma de la Inmaculada Concepción


A lo largo del tiempo, la devoción a la Inmaculada fue alcanzando tal grado de extensión e intensidad entre los españoles de toda condición que a Ella consagró España el Rey Carlos III en 1761 y la tomó por Patrona y Protectora, creando en su honor la Real y Distinguida Orden de Carlos III. Por aquella dedicatoria de Carlos III, el 8 de diciembre sigue siendo actualmente una de las Fiestas Nacionales de España.

Con el tiempo, y como consecuencia de la extensión que la devoción de los españoles tuvo en el resto de la catolicidad, entre otros factores doctrinales, el Papa Pío IX proclamó el 8 de diciembre de 1854 el Dogma de la Inmaculada Concepción de María mediante la Bula "Ineffabilis Deus". Y en reconocimiento a la Iglesia española por su importancia en la proclamación de este Dogma, en 1864 la Santa Sede otorgó a los sacerdotes españoles el privilegio de vestir una casulla azul en su fiesta.
En vista de la tradicional coincidencia de los Regimientos de Infantería en tenerla por Patrona particular, el 26 de julio de 1892 el General Inspector de Infantería, en representación de toda el Arma, solicitó al Ministro de la Guerra que se declarara a la Inmaculada la Patrona de la Infantería española. La iniciativa acabó felizmente el 13 de noviembre de ese año, cuando la Reina Regente Dª. María Cristina declaró mediante Real Orden (DO. 248) "Patrona del Arma de Infantería a Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción, que ya lo fue del antiguo Colegio Militar y lo es de la actual Academia General y de un gran número de Regimientos".

 
Numerosos Patronazgos
La Inmaculada no sólo es la Patrona de la Infantería española sino que, por su influencia, en el ámbito del Ejército de Tierra, lo es también del Estado Mayor. Además, jurídicos, interventores, capellanes, farmacéuticos, veterinarios y los de Oficinas Militares también están puestos bajo su advocación. Como también innumerables localidades y corporaciones, tanto de España como de toda Iberoamérica.



Antonio Manzano  
http://www.revistatenea.es

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