miércoles, 24 de octubre de 2012

Salven a la Fragata “Libertad”

 


Altanera y orgullosa paseó sus velas y la insignia nacional por todos los mares del mundo, con un mensaje de amistad y confraternidad. La Fragata Libertad permanece  hoy amarrada a un oscuro muelle en un puerto africano como resultado de equivocadas decisiones políticas de las que nadie hacerse cargo.
El pasado mes de junio este buque escuela de la Armada Argentina zarpaba de Buenos Aires para realizar su 43 viaje de instrucción, con una tripulación de 289 marineros argentinos, 23 graduados de Chile y Uruguay más invitados especiales, obviamente con destinos ya determinados por las autoridades nacionales.
Tras cuatro meses de viaje y gracias al afán desmedido y a la impericia política del Gobierno, derivaron en un temible cóctel que concluyó con la retención del buque en Ghana, como consecuencia de un pedido de embargo realizado ante la justicia ganesa por un grupo de acreedores extranjeros a los que Argentina debe el pago de bonos en default. Además de todas las consideraciones que podamos tener sobre los reclamos de los llamados “fondos buitres” y también de que, según todos los expertos consultados, esta retención vulnera la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, lo cierto es que la humillación a la cual han sido sometidos el buque y su tripulación no tiene precedentes.
Con reproches y acusaciones cruzadas entre el Ministerio de Defensa y la Cancillería sobre quién es el responsable, todo esto no hace más que profundizar la idea de cómo se han manejado las cosas. La decisión política de priorizar la vinculación comercial con naciones africanas motivó la elección de destinos como Angola, Senegal y Ghana. Aunque existían indicios de la posibilidad de encontrar problemas la Cancillería no objetó el itinerario en estas regiones africanas.
Recordemos que para la planificación, la institución castrense plantea los requerimientos náuticos del viaje y el Ministerio de Relaciones Exteriores los políticos que hacen a las relaciones internacionales. Ejemplifiquemos que hace un par de años en la Regata del Bicentenario Velas de Sudamérica, la ARA Libertad participó solamente hasta la etapa que llegaba a la venezolana La Guaira, ante la posibilidad cierta de inconvenientes en puertos más al norte, es decir que en ese momento se analizaron posibles amenazas, que en esta ocasión se minimizaron.
Acorde a las costumbres propias, este papelón internacional empezó a tomar estado público cuando ya había pasado más de una semana de la retención del buque, a nadie le importó demasiado la suerte de los tripulantes al extremos que la situación fue silenciada en los medios oficiales incluyendo a los navales. La presencia de cadetes de países amigos calentó el ambiente por las reclamaciones de los dignatarios de Chile y Uruguay que pidieron por sus jóvenes oficiales regresen a casa, ya que se vislumbra que la situación va para largo.
Estallado el asunto, el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, relevó al jefe de la Armada, Almirante Carlos Alberto Paz, a quien sustituyó por un submarinista, Daniel Martín. Anteriormente otros dos altos oficiales fueron removidos de sus cargos, con la tónica habitual del Poder Ejecutivo de derivar las culpas de todo a los mandos de las fuerzas armadas.
Miembros del Congreso Nacional han exigido la presencia del Canciller y del ministro de defensa para que expliquen en el honorable recinto las razones de este problema, hasta el momento de la publicación de este artículo nadie se ha presentado. La retención de la Libertad, que sólo posee cañones de saludo empleados para dar honores al país anfitrión, resulta absolutamente incompatible con el Derecho Internacional y ridículo entre naciones civilizadas.
Los extensos viajes de instrucción que realiza desde hace décadas, tienen como función completar la formación náutica, profesional y humana de los jóvenes cadetes que luego serán oficiales de la ARA, ampliar el pensamiento con las visitas a diferentes lugares del planeta y consolidar los lazos de confraternidad con las naciones amigas.
Sacar de África a la tripulación
Tener retenido el buque en el puerto africano de Tema cuesta al Estado una friolera de miles de dólares diarios, previéndose una larga estadía allí ya que las autoridades locales explicaron que las instancias judiciales de Ghana y de los tribunales internacionales exigen plazos no necesariamente cortos.
La fianza exigida por la autoridad ganesa de unos veinte millones de dólares y que la Argentina no acepta, podría consumirse bastante rápidamente si el buque no sale de allí pronto. Hay piden evacuar la tripulación, apelando a aeronaves de largo alcance de Aerolíneas Argentinas como los Airbus A-340 ya que la Fuerza Aérea no dispone de aviones estratégicos que sí tenía años atrás, hablamos de los nobles Boeing 707 que podían desarrollar extensos vuelos, y que luego se queme al barco para que no caiga en manos de los usureros ó, peor aún, de delincuentes. Deben buscarse soluciones.
Alguien podría tomar a broma este último comentario, pero quienes hemos visto a los barcos rusos abandonados en puertos argentinos tras la caída del imperio Soviético, a sus tripulantes desesperados por regresar a casa, malvendiendo cualquier elemento útil de esos buques sin dueño y que más de una de esas estructuras navales todavía están amarradas con sus cascos enmohecidos, la situación puede tornarse preocupante para los tripulantes de la Libertad.
Ahora, se procederá a evacuar a casi toda la tripulación más los cadetes extranjeros por intermedio de un avión de la empresa Air France que, rentado por el gobierno argentino y ante la posibilidad de problemas con una aeronave de Aerolíneas, saque a los marinos de tierras africanas.
La Libertad quedará al mando de su comandante, el capitán Pablo Salonio y un reducido grupo de tripulantes, ya que no tienen luz, ni agua ni suministros hasta la liberación.
¿Que se esta haciendo?
Cuando el juez Richard Adjei Frinpong, del Tribunal de Comercio de Accra, atendió a un pedido de embargo del fondo económico NML  Capital Lts. afiliado a la empresa Elliot Management de origen estadounidense, que reclama unos 370 millones de dólares de bonos en default de Buenos Aires, no hizo más que descubrir la problemática que acompaña asiduamente a los movimientos argentinos.
Para el juez no constituye una violación de la Convención de Viena la retención de la fragata ya que éste no contaría con inmunidad diplomática, Argentina piensa lo contrario y se niega a pagar fianzas de veinte millones. El planteo ante la justicia ghanesa dice que el buque es objeto de embargo, el tribunal dio la razón al principio y prohibió la salida de la nave. Los criterios de los fondos buitre litigantes se asientan sobre las prerrogativas entregadas por Argentina a los capitales extranjeros durante el gobierno de Carlos Menem en los noventa, que admitían la jurisdicción de tribunales extranjeros por sobre la autoridad judicial argentina.
En breve, todo esto esconde también un tema de fondo, tal cual es la vigencia ó no de la inmunidad soberana sobre los bienes del Estado cuando están en el exterior.Los especialistas en Derecho Internacional indican que el mismo excluye a los bienes soberanos, ó sea aquellos que debe usar el Estado en el indiscutido ejercicio de la soberanía, entre ellos se encuentran los buques de guerra.
Por ello es imposible sostener la teoría de la embargabilidad de la fragata Libertad, ya que es un buque de la Armada. Ante la inflexibilidad- por ahora- de la justicia africana se llevaría el planteo a los tribunales internacionales, pero debería admitirse que los plazos se alargarán.
El gobierno argentino ha pedido a más de una docena de países que apoyen el rechazo a la decisión de retener a la fragata, e iniciar una suerte de presión diplomática, intentando revertir desde este campo la compleja situación en la que se encuentra un bien del Estado sujeto a la persecución y embargos  de los bonistas.
Lejos de las internas en Buenos Aires, funcionarios de Defensa y Cancillería viajaron a Ghana para destrabar el conflicto de manera diplomática, esperando que la sutil presión de otros países sobre Ghana permita la liberalización de la fragata. La evidente falta de comprensión estratégica sobre las nuevas realidades internacionales es una constante en la política exterior  argentina. Parece que no comprenden la vital importancia del relacionamiento, mostrando una gestión débil y con escasa coherencia y coordinación.
Cifras del Fondo Monetario Internacional proyectan que el África Subsahariana será la segunda zona con más crecimiento en el mundo para el próximo ejercicio, solamente superada por Asia. Aunque todavía persisten problemas de gobernabilidad y clara debilidad institucional, no hay guerras civiles de gran magnitud, el pasado año vio elecciones en diecisiete países y en términos geoeconómicos se aprecia la existencia de un corredor del Atlántico Sur que define un sector con una conexión de intereses comunes a la parte sur de África y de América que puede ser concretado.

 
Este bochorno tiene una poderosa carga simbólica, porque así como se retiene a un buque inofensivo también se demuestra la escasa libertad que tiene el país para sus movimientos internacionales. Seguramente Argentina usará su asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU para presionar sobre este asunto, lo que abrirá otras suspicacias en la región, pero el apoyo internacional es hoy vital para solucionar el entuerto.
Ya se ha visto la ineficiencia de la conducción política de la Cancillería, el silencio de la cartera de Defensa aunque rápida para pasar a retiro a oficiales navales- con ó sin culpa- la utilización de los medios oficiales de prensa para ocultar ó minimizar el asunto, al extremo que si no fuera por algunos periódicos opositores y redes sociales nadie se hubiera enterado de la existencia un barco retenido en Africa… y que ese barco era nuestro.
Aunque se espera una solución consensuada a mediano plazo, algunos observadores indican que ya sería tiempo de pensar en la evacuación de los tripulantes, dejando una guardia mínima y prepararse para un complicado entuerto judicial. Lo cierto es que la fragata Libertad, habitual embajadora de buena voluntad, que es la clara representación del pueblo argentino a través de sus tripulantes, que llegan a ella desde todos los rincones de la extendida geografía nacional, hoy es rehén en un puerto extraño, ella y sus tripulantes no merecían semejante humillación.

Luis Piñeiro
http://www.defensa.com 
 

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