domingo, 10 de junio de 2012

Nuevo bombardero para la Fuerza Aérea de Rusia

 
Nuevo bombardero para la Fuerza Aérea de Rusia
Foto: RIA Novosti  Autor: Iliá Kramnik

Rusia desarrollará un nuevo bombardero estratégico, declaró el primer ministro de la Federación Rusa Dmitri Medvédev en el encuentro celebrado en Kazán dedicado al  desarrollo de la aviación estratégica.

Este bombardero será desarrollado conjuntamente con el caza de quinta generación. Según afirmó Medvédev, la reparación y modernización de los bombarderos estratégicos existentes no es suficiente.
En la próxima década la Fuerza Aérea de Rusia deberá recibir un nuevo bombardero de largo alcance. No obstante, la necesidad de tal aparato se pone en tela de juicio. Suponen que los modernos sistemas de defensa antiaérea y defensa antimisiles pueden hacer imposible la explotación de tal avión. Pero el nuevo aparato tendrá aplicación.
Hoy la Fuerza del Aire de Rusia explota tres tipos de bombarderos: el supersónico de largo alcance Tu-22M3, el pesado Tu-95 y el pesado supersónico Tu-160. El radio de acción del Tu-22M3 puede oscilar entre un mil quinientos a tres mil quinientos kilómetros. Sus “colegas” más pesados pueden alejarse de la base sin repostar hasta 6-7 mil kilómetros. Teniendo en cuenta el alcance de su armamento principal –los misiles crucero– pueden abatir objetivos en territorio de América del Norte.
Como término medio el parque ruso de aviones estratégicos es más joven que el norteamericano. El principal bombardero estratégico norteamericano B-52, igual que el Tu-95, despegó por primera vez en 1952. En el armamento de la Fuerza Aérea de EEUU queda el B-52H construido en 1960-1962. El B-1B, construido entre 1984 y 1988, y el B-2 – entre 1989 y 1997, son contemporáneos de los aparatos rusos.
El B-52, el más joven de los cuales ya tiene medio siglo, deberá volar hasta 2040. Desde 2025 hasta 2040 estas máquinas deberán ser sustituidas por aviones de nueva generación, que se están diseñando en el marco del programa NGB (Next Generation Bomber). 
El nuevo avión debe suplantar asimismo al B-1B, que empezarán a ser dados de baja en 2030, y se utilizará en paralelo con el B-2, que deberá prestar servicios hasta 2040 y tal vez más aún.
Lo que se conoce de la apariencia técnica del NGB es que se diferenciará del B-2 por una masa de despegue menor (aproximadamente 100 toneladas contra 170), por la carga de bombas (13 toneladas contra 23) y el radio de acción (hasta 3.800 kilómetros contra 5.000). Esta disminución de las características permitirá rebajar el costo del nuevo avión de hasta quinientos o quinientos sesenta mil millones de dólares por unidad contra un mil millones y más del B-2.
Rusia sigue con gran atención el desarrollo del proyecto NGB. Según una información conocida, la concepción de avión “medio-pesado”, de mayor alcance que el Tu-22M, pero alguno inferior al del Tu-160, parece ser bastante atractiva.
Sin embargo, para responder a la pregunta sobre el aspecto potencial del nuevo avión, que está siendo diseñado según el programa PAK DA (futuro sistema de aviación de largo alcance) es necesario  precisar sus tareas.
El bombardero ruso de gran alcance debe tener la posibilidad de despegar del aeródromo de su  base para abatir los objetivos en territorio euroasiático y en las aguas adyacentes sin repostar en el aire, y con reabastecimiento en vuelo, cumplir misiones intercontinentales. Esto supone un radio de acción que ronda los tres mil quinientos kilómetros con carga completa y los cinco mil quinientos kilómetros con carga limitada.
El costo del aparato puede ser reducido mediante la unificación de los equipos del PAK DA y el futuro caza T-50. En particular, se está analizando la posibilidad de construir entre ciento y ciento veinte aparatos cuatrimotores AL-41 (el T-50 tiene dos de esos motores) y crear el equipo radioelectrónico de a bordo del nuevo bombardero a base del equipo diseñado para el T-50.
En calidad de alternativa a la creación del PAK DA a menudo se propone utilizar los cazas tácticos existentes y futuros de la familia Su-27/Su-30 y T-50, los bombarderos Su-34 y asimismo la modernización de los actuales aviones de largo alcance.
La primera variante, si bien es atractiva desde el punto de vista financiero, no siempre garantiza las posibilidades necesarias en caso de guerra. La capacidad de los aviones de la aviación táctica de abatir los objetivos más allá del radio de acción normal (hasta dos mil kilómetros) se reduce considerablemente. Es imposible abatir objetivos situados a gran distancia con  “un despegue” desde el aeródromo de la base permanente. Para ello se requiere crear bases de despliegue en otras zonas con el correspondiente mantenimiento, o bien ampliar el parque de aviones de reabastecimiento, lo que incrementará los gastos financieros y el tiempo para abatir los objetivos.
La segunda opción es mejor, pero tiene limitaciones de tiempo. A pesar de la “longevidad” de los aparatos modernos, de todos modos no son eternos, y su diseño y puesta en producción, es un proceso largo. Si Rusia suspende hoy los trabajos en el nuevo bombardero, entonces para 2040-2050 en general puede quedarse sin aviones de largo alcance en general. Pero si durante su creación aparecen nuevos recursos que permitan prescindir del tradicional portamisiles pesado, entonces el trabajo podría detenerse, pero sólo después que aparezca una alternativa adecuada.

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