La Fiscalía
de Nueva York está investigando, desde hace casi dos años, la “intensa
relación militar existente entre Venezuela e Irán”, según asegura el diario español ABC.
Precisa el periódico que la investigación incluye la venta de aeronaves no tripuladas (UAV) Mohajer
al Gobierno venezolano, la instalación en Venezuela de fábricas de
pólvora y diversos productos químicos, así como, la cooperación en el
acceso a componentes de armamento. Igualmente, “desvela la
implicación de algunas de las principales compañías industriales iraníes
de defensa, sancionadas internacionalmente por su presunta relación con
programas de misiles”.
Se dice, que los envíos camuflados entre
ambos países, las sospechosas transferencias financieras y la
construcción en Venezuela a cargo de militares iraníes de instalaciones
secretas han provocado el interés del Pentágono y del Departamento de
Estado, norteamericanos, según fuentes familiarizadas con la
investigación referidas por ABC. Washington quiere asegurarse
de que Irán no utilizará a Venezuela como cabeza de puente para ningún
tipo de represalia contra Estados Unidos, en el caso de que este país
acabe atacando las plantas nucleares iraníes.
Entre las
operaciones investigadas por la Fiscalía neoyorquina, está la compra a
Irán de hasta doce UAV y la construcción de una supuesta fábrica de
tales aeronaves en una base de la ciudad venezolana de Maracay. En
noviembre de 2011, la Fuerza Aérea Venezolana mostró un pequeño modelo,
el AXT-1, e indicó que también se contaba con otro modelo no especificado. Se trata del Sant Arpía, nombre local para el Mohajer iraní.
Construcción de instalaciones
ABC
tuvo acceso a la documentación de la operación financiera, la cual
mostraría transacciones que apuntan a posibles aspectos secretos en este
proyecto llevado a cabo entre la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim) y la Aviation Industries Organization (AIO) del Ejército iraní. Se
destaca, una transferencia realizada a través de un banco alemán, por
28 millones de dólares, luego convertidos en euros, cantidad que sería
muy superior al monto de los UAV adquiridos por Venezuela. Todo apunta,
según el diario, a la compra a Irán de servicios y “soporte
complementarios que tendrían que ver, al menos en parte, con la
construcción de instalaciones cuyo fin no está claro”, en la base aérea
de Maracay.
Además, se ha constatado el envío desde Irán, de
hasta 70 grandes contenedores, que podrían haber llegado como envíos
civiles a Venirauto, empresa automotriz Venezuela-Irán “que curiosamente
ha situado una sede a pocos metros del complejo militar de Maracay”.
Otros proyectos
Se
indica, que parte de los envíos se realizan por vías controladas como
el trayecto entre Caracas y Teherán, vía Damasco, que cubre la aerolínea
estatal venezolana Conviasa, además, que la empresa de ingeniería iraní
IOEC -sancionada por la Unión Europea-, operan un puerto en la
península de Paraguaná, en el Caribe venezolano.
Del mismo modo,
se advierte que la construcción de los hangares en Maracay pudo haberse
hecho como tapadera para otro proyecto militar más sensible, dado que en
realidad lo que iba a ser una fábrica de UAV nunca ha tenido ese fin y
durante un tiempo se ha usado como almacén de electrodomésticos para los
programas sociales del presidente Hugo Chávez. Una extraña explosión
ocurrida en un edificio adyacente en enero de 2011 ha contribuido a
alimentar las sospechas.
Finaliza el reportaje de ABC,
mencionando las fábricas de pólvora y de explosivos, que construyen los
iraníes en las instalaciones de Cavim en Morón, estado Carabobo.
Asimismo, se hace referencia a un proyecto de reactivación de una planta
de nitroglicerina y otro de mejora de una de nitrocelulosa. Y concluye
señalando: “En todas esas iniciativas el socio de referencia es Parchin
Chemical Industries, compañía con varias sanciones del Consejo de
Seguridad por exportar productos químicos con posible uso para misiles
balísticos.
Foto: Cavim.
Infodefensa.com Carlos E. Hernández
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